viernes, 14 de noviembre de 2008

PRIMER ACTO
ESCENA PRIMERA


Aula132 de la Facultad de Filosofía y Letras. Muchos bancos. Muchos vacíos. Muchos rotos. Al fondo, un pizarrón. Cuelgan potus de las ventanas. Un profesor está dando clase, sentado en el escritorio.

-esto es como una misa.
- ¿qué?
- una misa. No sé entiende nada de lo que está diciendo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

ALIAS

Voila mi nombre. Sagrado y pequeño. Redondo y abierto. Así me llaman desde que me escucharon hablar. Maldecir contra los cielos porque no me habían dado alas. Mi secreto es confidencial. Suelto está el plumaje en las noches de brisa. El balcón. Desconcierto absoluto. O la sorpresa en la vida.
Alias esto, alias los otro. Soy camaleón, me camuflo. Soy actor. Miento. Y gran bebedor.

EL PRINCIPIO DEL VIAJE

Su mujer lo esperaba en la cocina. Como siempre, con los ojos delineados de celeste. Un poco de laguna por encima y debajo de su iris marrón. Se le acercó con la valija hecha, pero no muy convencido. Estaba empapado, afuera llovía. Por la ventana se notaba que no iba a parar por mucho rato. Eran las tres de la tarde y el cielo estaba negro, como humo de doscientas fábricas juntas. Se sentó en la mesa y cebó un mate. Ella le dijo:
-Igual, vamos a salir hoy- y desplegó el mapa con la ruta ya trazada- ya pensé todo. Vamos a ir por acá, bordeando este río- le dijo señalando un camino no pavimentado.
Él abrió grandes los ojos y le mostró el pronóstico del diario. Tormenta eléctrica y peligro de huracán para esa noche y el día siguiente. Ella se río, agarró el diario y lo tiró al tacho de basura.
-Hoy salimos.
Ladislao temblaba de frío y de miedo. Fue al baño a buscar una toalla.
-No voy a poder manejar hoy. No andan los limpiaparabrisas.
-Los arreglé ayer. En la vida hay que tratar siempre de hacer las cosas- divagó- poner sexta. Yo sé que a vos te falta esa velocidad. Por eso me elegiste a mí- y le mostró el anillo de su anular derecho- y volvería a decir que sí ¿vos no?

domingo, 9 de noviembre de 2008

CINCO

A las cinco de la tarde me agarra el ataque. Puntualmente. Diariamente. Cinco menos diez voy corriendo, esté donde esté, y me encierro en el baño más cercano. Bajo llave. De mujeres, de hombres, de discapacitados. Después de alrededor veinte minutos salgo. Soy como un pastel recién salido del horno. Entro derretida, salgo elevada. Nunca me agarra a la intemperie, lo que sería catastrófico. Ya bastante tuve, y tuvo el resto que estuvo a mi alrededor, en bares o colectivos. Playas, ni hablar. Todo esto me contaron porque yo no me acuerdo de nada. Pierdo el conocimiento. ¿Desconocimiento viene de conocimiento, o bien de cimiento? Pierdo los cimientos.

Cinco en punto ¿eh? Sea donde sea. Nada de verme afectada por blabla de Greenwich, nada de franjas horarias. Cinco en punto en Buenos Aires, Londres o Vietnam. Salgo volando.